Pocos son los libros que me llaman la atención, sinceramente no es que sea precisamente un literato de gustos refinados, pero si es cierto que trato de buscar literatura que me provoque algún tipo de sensación adicional al propio placer de la lectura.

En este caso, y de forma muy agradable, el culpable fue el libro Los viajes de Tuf de George R.R. Martin. El libro en realidad es la recopilación de un pequeño conjunto de historias cortas sobre Haviland Tuf, mercader espacial de poca fortuna que se convierte por azares del destino en el poseedor de una nave espacial con un potencial enorme tanto para crear vida como para destruirla. En ese fino hilo se mueve el personaje durante cada uno de los relatos mostrando su particular forma de ver la vida.

Personalmente, una vez terminado el libro, se me quedo una sonrisa cínica entre los labios y la sensación de que ojala hubiera una segunda parte de esta fascinante narración.