Minimizar el riesgo actuando sensatamente
Me he encontrado con una entrada de Ty Kiisel en gantthead.com que habla sobre como muchas veces mitigar el riesgo pasa por aplicar un poco de sentido común. Básicamente comienza hablando de la terrible temporada de incendios que está asolando el oeste de los EE.UU. y como muchas veces estos incendios son provocados por personas que, aunque de forma involuntaria, actúan de forma irreflexiva y descuidada. Este es el enlace al artículo original (requiere registro).
El extracto más interesante de artículo son las tres sugerencias que da para minimizar el riesgo y que, para nuestra vergüenza, son seguramente los mismos consejos que nos daba nuestra madre cuando eramos pequeños.
- Dos cabezas son mejores que una. Una vez trabajé con un tipo que siempre compartió sus ideas sobre planes de proyectos futuros o cambios que podían afectar al equipo. A pesar de que siempre tenía la autoridad de tomar la última decisión (y no trataba de traspasar esa autoridad al grupo), sentía como si siempre hubiera sido una buena idea obtener una segunda opinión. "Puedo tomar decisiones muy estúpidas si lo hago completamente por mi cuenta", decía, "pero tengo menos probabilidades de hacer algo realmente estúpido si discuto mis planes con los demás." Con los años, he llegado a darme cuenta de que tenía razón.
- Pare, mire y escuche. Una canción que aprendí cuando era niño comenzaba más o menos así: "Para, mira y escucha. Tus ojos le dirán a tus pies cuando puedes cruzar la calle. En primer lugar detente. Después mira. Después escucha atentamente. Puedes hacer casi cualquier calle tan segura como tu patio trasero ...". Probablemente han pasado 40 años desde la última vez que oí esa canción, pero es un buen consejo. Con demasiada frecuencia, actuamos sin pensar. Estoy seguro que al cigarrillo lanzado casualmente se hizo sin pensarlo dos veces. Si alguien hubiera pensado en ello, probablemente no habrían arrojado una colilla encendida en la hierba seca. Si la gente se tomara el tiempo para detenerse, mirar y escuchar, me pregunto cuántos millones de dólares gastados en la lucha contra los incendios y el pago por la pérdida de bienes se podría evitar. Creo que lo mismo es aplicable para los proyectos en los que trabajamos.
- No jugar a los dados con el dinero del alquiler. No voy a Las Vegas muy a menudo, pero suelo lanzar un poco los dados o jugar unas cuantas manos de blackjack. Me he dado cuenta de que hay básicamente dos tipos de jugadores: los que juegan con lo que no pueden darse el lujo de perder esperando el premio gordo al final de la partida, y los que van con un poco de dinero (este termino es relativo en función de lo que signifique la cantidad de un "pocos" dólares para ti) y esperan pasar entretenidos un par de horas en la mesa. Tiendo a ser de estos últimos. Si no tienes para gastarlo, no hay absolutamente nada divertido en el juego. Tampoco creo que sea una buena idea de jugar con el éxito del proyecto. Dicho esto, no me opongo a tomar un riesgo calculado que tiene el potencial de ofrecer una gran recompensa - Simplemente no apostaría la granja.
Yo intento aplicar estos preceptos en mi trabajo diario, con mayor o menor éxito dependiendo de las circunstancias, porque aunque todos sabemos pensar, muchas veces es difícil aplicar la lógica y la sensatez cuando las decisiones dependen muchas veces de elementos y circunstancias externas que poco o nada tienen que ver con las necesidades del proyecto. Una reflexión, ¿vosotros qué pensáis?